La salve de la Virgen del Carmen
de Molina de Aragón
La salve de la Virgen del Carmen de Molina de Aragón
que se canta en la noche
del 15 de julio, víspera de
su onomástica, fue compuesta por
Enric Camó I Alsina, notable músico nacido en Tortosa (Tarragona)
el 17 de septiembre de 1842 y que
falleció en Pamplona (Navarra) el
27 de febrero de 1903.
Por algunos
datos proporcionados por Paco
Checa Teixidó, en el post de la Cofradía Virgen del Carmen, y otros
recogidos en internet, conocemos
algunos aspectos interesantes de
su tránsito vital y de su obra, como
por ejemplo que se especializó en la
composición de zarzuelas y música
de cámara, aunque tiene también
una abundante obra religiosa y de
música coral.
Estudió piano, armonía y composición en su ciudad natal con
el maestro José Gotos i Vives.
En
1860 fue uno de los fundadores
del orfeón La Juventud Dertosense.
Luego se marchó a ampliar sus es
tudios al Conservatorio de Madrid
donde fue discípulo predilecto de
Hilarión Eslava, cuya influencia se
va a reflejar claramente en sus obras
religiosas y de concierto.
Su primer trabajo profesional
fue en Caspe (Zaragoza), cuando
fue nombrado maestro de capilla
de la Colegiata de Santa María la
Mayor del Pilar (consagrada por el
Papa Adriano VI en 1522), así como
organista, profesor de música en el
colegio de Escolapios y director de
la Banda Municipal.
Caspe, capital
del Bajo Aragón, fue la sede del
famoso Compromiso de Caspe por el
que, en 1412, fue proclamado rey
de Aragón Fernando de Trastamara
como Fernando I de Aragón.
En
este transcendental y diplomático
asunto participó de manera muy
activa san Vicente Ferrer.
Luego Camó residiría en Alcañiz,
seguramente como maestro de
capilla de Santa María la Mayor.
La mayor parte de su vida la pasó
entre Aragón y Navarra.
En 1884
lo encontramos en Tafalla (Navarra), donde organizó la Banda de
Música que dirigió hasta 1896.
Sus composiciones se estrenaron en
muchas ciudades españolas, como
Salamanca, Cádiz, Barcelona, Zaragoza, Madrid.
Recibió numerosos premios por sus composiciones,
tanto sinfónicas como religiosas,
como, por ejemplo, el 2° premio de
Salamanca por sus Goigos en Santa
Teresa en 1882, el primer premio
Menéndez Pidal por un Motete a
tres voces con cuarteto de cuerda
y armonio, o las medallas recibidas
en las Exposiciones Aragonesas (de
188586) y las de Barcelona a continuación. Además del premio por
su Dúo para violín y piano otorgado
por el Círculo Literario de Cádiz
en 1887 o el de Santa Cecilia de la
misma ciudad por su Apertura a gran
orquesta y un Motete por el que fue
nombrado Socio de Mérito de la Sociedad Filarmónica de Santa Cecilia
de Cádiz en 1888.
Por último, el
Ayuntamiento de Teruel le nombró
director de su Banda Municipal,
cargo que no llegó a ejercer por su
inmediato fallecimiento.
Su gran producción compositiva se diversificó en: ocho misas
completas, numerosas antífonas,
himnos, lamentaciones, salmos,
una cuarentena de obras al Sagrado
Corazón y a la Virgen (con unos
Gozos dedicados al Sto. Cristo de
las Victorias de los que podemos
suponer que tal vez estuvieran de
dicados al patrón de Molina), más
de una decena de composiciones de
música escénica, otra quincena para
orquesta y música de cámara, varias
obras de piano, y un Poupurri de
aires españoles que incluye pasodobles, valses, polcas, habaneras, jotas,
marchas, etc.
Eric Camó fue un prolífico compositor y concertista.
Las características de su música religiosa son la
composición a tres o cuatro voces,
acompañamiento de armonio u
órgano y un estilo severo en el que la
homofonía es el elemento definidor
al servicio del texto litúrgico.
Fueron
muy célebres sus Misses Misereres, y
las melodías consagradas al Sagrado
Corazón de Jesús y a la Sagrada
Virgen.
Su Ave María dedicada al
gran tenor Tamberlick constituye
una modélica obra de su modo de
componer.
Una hija Ursulina
Sin duda, la explicación real de que
el maestro E. Camó escribiera una
Salve a tres voces dedicada a la Virgen del Carmen de Molina de Aragón reside en la venturosa fortuna
de que una hija suya, y de doña Teresa Tomás Busch, su mujer, llamada
Julia Camó Tomás ingresara a los 18
años como religiosa ursulina en el
convento de esta orden de Molina
de Aragón, con el nombre piadoso
de Sor María de los Ángeles de San
Enrique (quizá por honrar a su
padre), el día 6 de febrero de 1884,
profesando y prometiendo sus votos
al año siguiente, tras el noviciado, el
11 de febrero de 1885.
La ceremonia fue presidida por don Dámaso
Calzadilla, arcipreste de Molina y
cura de la iglesia parroquial de San
Miguel, autorizado y comisionado
por don Antonio Ochoa y Arenas,
obispo de Sigüenza.
La Orden de Santa Úrsula, integrada por varias instituciones de
vida consagrada a la oración y la
enseñanza, fue fundada en 1535
en Brescia,(Italia), por Ángela de
Méreci, canonizada por Pío VII el
24 de mayo de 1807.
El convento-colegio de las Hermanas Ursulinas de la Orden de San
Agustín de Molina tiene su origen
histórico en la emigración forzada
de unas monjas ursulinas francesas
de SaintPierred’Oléron, pertenecientes a la congregación de Toulouse,
que escaparon de la represión
que la Revolución Francesa puso en
marcha en 1792 en aplicación de la
Constitución Civil de Clero apro
bada el año anterior.
Se asentaron
primero en Valencia y, más tarde,
bajo el patrocinio del obispo de Sigüenza don Pedro Bejarano, llegaron
a Molina el 14 de julio de 1807.
Un
año más tarde llegaron los horrores
de la Guerra de la Independencia y
tuvieron que refugiarse junto a su
protector en Sigüenza.
En 1815,
una vez terminada la guerra contra el
francés, volvieron a Molina con gran
satisfacción y alegría de su población.
El trabajo, dedicación y religiosidad
que desplegaron durante ese tiempo
en la capital episcopal las ursulinas
molinesas motivó que el obispo don
Pedro Inocencio Bejarano las reclamara para que volvieran de nuevo
a esa ciudad, cosa que ocurrió el 24
de febrero de 1818, para fundar una
nueva comunidad y colegio que se
instaló en el antiguo hospital de San
Mateo con el nombre de “Jesús, José
y María”.
Junto con otras cuatro compañeras del colegio de Molina,
la protagonista y artífice de esta nueva
fundación fue una mujer excepcional
y carismática llamada María Teresa
del Carmen, que había ingresado
en el convento molinés en 1812.
En 1867 las ursulinas seguntinas
se trasladaron al antiguo convento
desamortizado de los frailes fran
ciscanos donado por el obispo don
Francisco de Paula Benavides.
Las ursulinas de Molina se adhirieron en 1900 a la “Unión Romana
de la Orden de Santa Úrsula” auspiciada por el papa León XIII.
Tienen
como lema: ”Soli Deo Gloria” (“Solo
a Dios sea la Gloria”).
Sor María de los Ángeles de
San Enrique, en el mundo llama
da Julia Camó Tomás, que había
ingresado en el convento de las
Hermanas Ursulinas de Molina el
6 de febrero de 1884, y que llegó a
ser varias veces Madre Priora y, en
lógica herencia paterna, permanente Maestra de Música del mismo,
falleció en ese lugar el 29 de agosto
de 1926.
Gracias a ella, y como
una herencia de valor incalculable
para los molineses, se nos regaló la
hermosa, privativa y original Salve a
la Virgen del Carmen compuesta ex
presamente para Molina de Aragón
por su padre, el magnífico músico
tarraconense Enric Camó.
La partitura original fue manuscrita el 3 de agosto de 1930 por
el entonces (y durante décadas)
organista de la iglesia de San Gil
don Manuel Gasca.
A su muerte su
plaza de organista no se cubrió, su
colección de partituras desapareció
y durante muchos años dejó de
cantarse la Salve.
Por suerte, a finales
de los sesenta, el P. Felipe Corella y
el que subscribe se interesaron en
la búsqueda de la desaparecida partitura, que encontraron en poder
de don Pedro Iturbe y que, una vez
copiada de nuevo y reconstruido
el coro, volvió a resonar con gran
fervor en la iglesia parroquial.
Esta hermosa Salve a la Virgen
del Carmen de Molina puede ser un
buen ejemplo de la maestría compositora de Camó y del dominio de
las reglas básicas de la armonía en
la construcción y progresión de los
acordes y su conexión o encadenamiento.
Es una obra coral a tres
voces y órgano en tono de FA mayor.
El órgano acompaña y sostiene el
canto sin cubrir las voces ni impedir
la comprensión del texto, proporcionando una estructura armónica
completa que gradúa el volumen
con gran versatilidad e introduce
las voces con naturalidad.
Nada más empezar incorpora
inmediatamente su escala relativa
superdominante en RE menor
para hacer la apertura organística
muy piano, muy suave y profunda,
para darle así una inicial intensidad.
Después pasa a una quinta dominante en DO sostenido mayor para
terminar otra vez en FA mayor y dar
esta tonalidad al inicio del canto de
los tiples.
No nos vamos a detener en
hacer una descripción exhaustiva de
los cambios tonales que Camó va a
hacer a lo largo de esta obra porque
son continuos.
Como al final de
la primera parte, donde cambia
las funciones tonales de las voces,
empezando los tiples con la tónica,
después los tenores con la mediante
y los bajos con la dominante.
O en
el “nobis post hoc” que nos cambia
a mayor hasta la introducción organística final que da acceso a los
bajos con una quinta menor, para
entrar a continuación las tres voces
en FA mayor hasta el final con una
resolución armónica perfecta.
En resumen, en la Salve del Carmen de Molina, E. Camó realiza con
la tonalidad de FA mayor diversos
juegos cromáticos en los que participa la dominante y la relativa de RE
menor, con algunas incursiones de
la séptima, quinta y otras menores.
Así pues, podemos decir que esta
obra está dedicada privativa y exclusivamente a la Virgen de Molina,
que es sin duda muy brillante en su
aspecto melódico, y que manifiesta
un gran sentimiento e intuición que
se expresa sobre todo en el dominio
de los tonos menores y los graves.
La comunión centenaria entre esta
Salve, la Cofradía del Carmen y
Molina es digna de admirar.
(Quiero humildemente honrar con
estas breves palabras el recuerdo de mi
padre, Sandalio Juana Sanz, que fue
“soldado del Carmen” desde 1922,
cuando sólo tenía dos años, hasta el
25 de mayo de 2008 en que falleció,
siendo enterrado –como fue su volun
tad con el uniforme de la Cofradía
del Carmen que tanto quiso).
JESÚS DE JUANA
LÓPEZ
Catedrático Emérito
de la Universidad de
Vigo